El amor podría ser descrito de miles de maneras distintas, una de las experiencias más profundas de la vida, una inspiración a seguir adelante o un gran paso hacia la felicidad o plenitud. Pero ¿qué sucede con todo esto al perder a un ser amado? ¿El amor puede acabarse o solo trasciende más allá de nuestros límites físicos?
El concepto del amor eterno encaja en cuanto a nuestro amor más allá del tiempo y el contacto físico, permitiendo conectarnos con un ser querido incluso después de su fallecimiento.
El amor sólo se transforma
La pérdida de un ser amado puede ser algo abrumador. Cada persona lidia con ello a su manera, sin embargo, según cómo atravesamos este doloroso proceso, podemos llegar a descubrir que este amor se mantiene o incluso puede crecer. Ya no podremos dar un abrazo o tener una charla con esta persona, pero podemos honrar su memoria y mantener su legado a través de nuestros actos.
Una conexión más allá de lo físico
Existen muchos casos en que las personas sienten un nuevo tipo de conexión y esta se puede sentir de forma espontánea o puede desarrollarse por ciertas vivencias ocurridas trás la partida de un ser amado. Hay quienes reportan haber experienciado:
- Recuerdos repentinos: al oír una frase, una canción, al visitar un lugar o al realizar cualquier acción cotidiana, muchas personas dicen haber tenido recuerdos de ese ser querido, lo que conlleva a un nuevo tipo de conexión emocional.
- Sueños lúcidos: quizás hayas escuchado a alguién mencionar que sintió la presencia de alguién que ya dejó este mundo, en uno sueño o incluso, que lo ha sentido en múltiples ocasiones. La sensación tras despertar puede variar, sin embargo, hay un nuevo recuerdo y experiencia emocional en cuanto a esta persona.
- Sensación de su presencia: seas o no una persona escéptica, muchas personas han mencionado sentir la ‘visita’ de un ser amado que ya falleció, sea en un momento cotidiano o en un contexto específico. Esto va más allá de ‘ver cosas’ o sentir una ‘palmada en la espalda’, sino que de sentir esta presencia frente a un momento difícil, sentir en tu mente como ese alguien te da un consejo o sentir una fuerza física o psicológica que va más allá de nuestro entendimiento.
Estas vivencias pueden proporcionar consuelo en momentos de dolor e incluso puede convertirse en un giro en cuanto a nuestra visión de la vida.
Sea por esta o por otras razones, el amor que sentimos por una persona que ha fallecido puede volverse un fuente de inspiración que nos permita vivir de una forma tranquila, honrando la memoria y el legado de un ser amado; nos puede servir como un catalizador para convertirnos en mejores personas o para perseguir nuestras metas y objetivos; e incluso nos puede ayudar a apreciar más las relaciones y conexiones que aún tenemos en vida.
No olvides demostrar en vida el amor por tus seres queridos. De la misma manera, no olvides que el amor trasciende más allá de lo que conocemos, y el amor por alguien es capaz de perdurar por el resto de nuestras vidas, incluso si esa persona ya no se encuentra físicamente entre nosotros.